26/09/08 El Obrero Digital

26/09/08 Archipiélago Gulasch (El Mundo)


El Dorado

Roman Piña Valls

26 de septiembre de 2008.- Este viernes 26 de septiembre (¡pero bueno!, ¿ya se está acabando septiembre?) se presenta una novela en una librería de Palma, Literanta, como casi siempre. Es una novela de Robert Juan-Cantavella que se titula El Dorado. El autor, un joven de 32 años nacido en Almassora (¿un lugar de Cataluña?) estará acompañado esta tarde a las 20.00 horas por dos amigos (creo) o al menos dos camaradas de un grupo literario muy atendido en los últimos tiempos por la crítica y la prensa cultural. Sí, ese grupo que ha sido bautizado como Generación Nocilla, por el proyecto literario de Agustín Fernández Mallo, que ha traído a la narrativa actual el desparpajo posmoderno de mezclar el pop con la sesuda tradición cultural de siempre, y con la ciencia.

Me refiero a dos cocos de mucho peso: Jorge Carrión, autor de “La Brújula”, “Australia” o “La piel de La Boca”, y a Eloy Fernández Porta, responsable de “Afterpop” . y compañero de un show literario-audiovisual-musical con Fernández Mallo. Un lujo de presentadores, a los que no me pienso perder comentando la novela de Juan-Cantabella.

He empezado a leer 'El Dorado' (editorial Mondadori) y el tema tiene su mérito: un periodista llamado Trebor Escargot (alter ego del autor) es enviado a Marina d'Or a hacer un reportaje sobre ese turismo de lujo de medio pelo frecuentado por mesnadas de jubilados. Un encargo que, como no puede ser de otra manera, se plantea resolver metiendo en su equipaje mucho alcohol y drogas sintéticas. El reportaje acaba en Valencia ciudad, con el Papa por allí. Promete, la verdad.

Escargot me ha caído bien porque en cuanto se instala en su habitación nos muestra su sincero desprecio del grupo musical Dover . Me gusta esta literatura que entre muchas cosas sirve para dejar un juicio personal y libre sobre un mito contemporáneo, un juicio a la contra, claro.

Total, que Juan-Cantabella la ha liado con Valencia. Y encima también odia Barcelona.: es uno de los 12 autores reunidos en el libro editado por Melusina bajo el título 'Odio Barcelona'. Pero la odia con mucha gracia y buen humor, como un muñequito digital que se enfrenta a la omnipotencia de un Gran Ordenador.

La cuestión es: ¿qué lugar de Baleares habría escogido el jefe de Escargot para infiltrarlo con el objetivo de hacer un reportaje similar, es decir, un trabajo que nadie es capaz de asumir sin estupefacientes?

¿Magaluf? ¿El gobierno de Antich? ¿Cabrera? ¿San Antonio de Portmany? ¿La cárcel de las mil fugas y las felaciones de Palma?

Si alguien cocina un El Dorado a la balear que me lo diga. Yo se lo publico.

27/09/08 Tabula Rasa


Depuis Madrid
François Monti

Il n'y a pas de rentrée au sens franchouille du terme en Espagne, mais en me promenant ces deux derniers jours dans les librairies madrilènes, j'ai vu quelques volumes intéressants publiés depuis un mois. Honneur à la vieille garde tout d'abord: Juan Goytisolo, qui se disait fini pour le roman, nous y revient pourtant avec "El exiliado de aquí y de allá" où il ressucite le monstre du sentier, personnage de "Paisajes para después de la Batalla". C'est chez Galaxia Gutenberg, tout comme "Quijote e hijos" de Julián Ríos, collection d'essais sous-titré "traversée de l'océan des histoires" ainsi que "La ninfa inconstante", un roman inédit de l'immense Guillermo Cabrera Infante. Un an après "Exploradores del abismo", Anagrama publie "Dietario voluble", compilation de passages des carnets de note d'Enrique Vila-Matas. Enfin, n'oublions pas que le mois prochain Carlos Fuentes sera de retour avec un nouveau roman.

En ce qui concerne la nouvelle génération, il convient de mentionner "El dorado", second roman de Robert Juan-Cantavella dont j'évoquais il y a peu un précédent travail. Très attendu en Espagne, Isaac Rosa fait parler de lui avec "El país del miedo" roman / essai sur les peurs qui dominent dans une société pourtant plus sécurisée que jamais. A priori intéressant, mais à voir comme les promesses de la présentation de "La mémoire vaine" se sont évanouies dans une bouillie révisionniste, on se méfie. Signalons aussi l'étrange "Odio Barcelona", livre collectif où des auteurs vivant / ayant vécu dans la capitale catalane expriment ce qui leur déplait dans leur ville transformée en vomitorium d'erasmus et de touristes. Au menu, Javier Calvo, Eloy Fernández Porta, Agustin Fernández Mallo, Oscár Gual ou encore Robert Juan-Cantavella. Le nom du livre est un clin d'oeil au I hate heaven des Residents.

Pour terminer, j'ai été étrangement touché par la présence dans toutes les librairies où je suis passé de piles de livres de David Foster Wallace. Ce n'est pas le supposé "hommage" mercantile qui ne fait cet effet mais bien le fait qu'à l'exception de "The broom of the system", tous ses livres de fiction sont disponibles en espagnol, de même que ses deux collections majeures d'essais -- et ça se vend. L'oeuvre de Foster Wallace est connue grâce à l'activisme de cette jeune génération évoquée ci-dessus. On continuera à parler de ces gens qui font bouger les choses comme jamais, produisant ce qui ressemble à un corpus peut-être inégal mais globalement fascinant.

17/09/08 El Mundo.es - C. Valenciana


El canalla de Trebor Escargot

IVAN P. F.

Trebor Escargot es el más destacado de los personajes de la naciente factoría literaria de Robert Juan-Cantavella. Escargot "es un canalla que cree en la verdad por encima de todo, valiente y mezquino" a su vez, según lo define su propio creador.

El personaje con tintes periodísticos retomado por Cantavella está basado en referentes de ficción. El novelista Hunter S. Thompson, el fanzine 'Mondo Brutto' y el cómic 'Transmetropolitan' tienen mucho que ver en Escargot, el periodista punk.

El autor de Almassora destaca las influencias del maestro del gonzo, la "agudeza e inteligencia" de los artículos de "la mejor revista del país", la que mejor capta "los cambios del lenguaje de la calle" con una postura punk que emana "costumbrismo a tiempo real", y el perfil de 'Spider Jerusalem', el personaje de Warren Ellis.

Conocidos sus orígenes, lo más importante es saber que Escargot volverá. Palabra de Robert Juan-Cantavella.

16/09/08 Europa Press


Robert Juan-Cantavella convierte Marina D'Or en un "parque temático de la felicidad" en su novela 'El Dorado'

El autor castellonense Robert Juan-Cantavella (Almassora, 1976) acaba de publicar la novela 'El Dorado' (Mondadori), una trama en la que las intrigas se desarrollan en el complejo de vacaciones Marina d'Or, ubicado en Oropesa, que el escritor define como "un parque temático de la felicidad para la clase media".

Cantavella recupera en su nueva obra el personaje del periodista Trebor Escargot, que en esta ocasión recibe el encargo de escribir un reportaje sobre Marina d'Or. Una vez en este "paraíso mediterráneo" se convierte en un lugar repleto de intrigas de bañistas, relaciones públicas y veraneantes. La historia se extiende también a la capital, Valencia, durante la visita del Papa para presidir el Encuentro Mundial de la Familia.

El autor explicó a Europa Press que la novela propone al lector un "juego de realidad y ficción", ya, aunque hay un "trabajo de malversación" de los hechos, realizó un exhaustivo trabajo de documentación antes y después de redactar el libro. De hecho, Cantavella pasó una vacaciones en Marina D'Or para conocer de cerca las instalaciones.

El novelista eligió este complejo porque "tiene muchos puntos en común con los parques temáticos, ya que es un lugar construido desde la nada en muy poco tiempo, sin ningún tipo de historia ni memoria". Además, señaló que es un "símbolo de una forma de actuar en el urbanismo".

De este modo, el autor pretende provocar la reflexiona a través de la obra aunque aclaró que su interés fundamental es el estético, ya que está "muy interesado en la frontera entre géneros y en actualizar el nuevo periodismo norteamericano de los años 70".

Sobre el hecho de que la historia tenga como marco diversos escenarios de al Comunitat al igual que sucede en las obras de otros escritores como Ferran Torrent y Joan Francesc Mira, Robert Juan-Cantavella manifestó que "admiro mucho el trabajo de ambos, pero yo no he adquirido un compromiso como ellos con una ciudad".

16/09/08 El Mundo.es - C. Valenciana

Periodismo y ficción en un intenso trayecto literario de Marina d'Or a la Valencia del Papa

IVÁN PÉREZ

Robert Juan-Cantavella juega con la mentira y la verdad en su novela 'El Dorado'. Ambientada en la Comunidad Valenciana del fervor urbanístico y los grandes eventos. El autor deja en un segundo plano la denuncia y antepone la 'espesura literaria'

VALENCIA.- Los mass media han vertido ríos de tinta sobre el complejo vacacional de Oropesa Marina d'or y el Encuentro Mundial de las Familias, celebrado en Valencia hace dos años, pero nada de lo escrito, radiado o televisado tiene parangón con la propuesta literaria de Robert Juan-Cantavella.

Trebor Escargot, un periodista punk y canalla que cree en la verdad por encima de todo, ha recibido el encargo de escribir un reportaje sobre Marina d'Or. Llega a su destino provisto de una cámara fotográfica, un bloc de notas y una nutrida farmacia de drogas sintéticas en busca de un tesoro más preciado que el objeto laboral de su viaje.

La ciudad de vacaciones se convierte en inquietante escenario de intrigas de bañistas, relaciones públicas y veraneantes; en el epicentro de múltiples aventuras que ocultan un crimen cifrado y que llevan a Escargot a prolongar su búsqueda en Valencia, donde ha llegado el Papa de Roma. ¿Fantasía o realidad?

Este es el juego planteado por el periodista y escritor de Almassora en su última obra, 'El Dorado', donde utiliza personajes alejados de la realidad para interactuar con la novela y el periodismo en el trasfondo de dos fenómenos o hechos palpables, como son Marina d'Or y el Encuentro Mundial de las Familias.

Y lo hace bajo las líneas maestras del 'punk journalism', el "hijo bastardo del periodismo gonzo" que otorgaba el poder de decidir aquello que era noticia y del nuevo periodismo que utiliza las estrategias de la literatura al servicio de la causa informativa.

Juan-Cantavella da un paso más allá y asume las mentiras para presentar una "realidad superior" en la que el fin no es la denuncia. Bebe de las fuentes novelescas del finado David Foster Wallace y de Hunter S. Thompson, maestro del género gonzo, para ofrecer una trama de distancias y densidades entre el autor, el personaje y el lector en un universo repleto de intramundos.

Robert Juan-Cantavella renuncia al cometido informativo de su personaje y tiñe de espesura literaria y surrealismo sus logros de reportero para darle a su investigación otro significado. Tras largas horas redactando in situ sus vivencias en el hotel de tres estrellas del complejo vacacional castellonense, mantiene intacta su concepción del modelo urbanístico valenciano, así como de la política de grandes eventos del Ejecutivo autonómico.

Esta política "es tan antigua como el ser humano", opina el autor, quien apunta que ya fue utilizada por los egipcios, y antes por los sumerios. "Los grandes eventos no son un invento de Camps", sentencia. En lo que no está tan conforme el periodista valenciano es en las formas de ejecutar esta política: "Disfrazar la ciudad de color Calatrava para que vengan los chinos a fotografiarla es de mal gusto".

No perdamos el tiempo en "horteradas", propone al autor, quien aprovecha el "significado único" de Marina d'Or para vincularlo en la trama novelesca con el Encuentro Mundial de las Familias, un fenómeno que "suspende el resto de significados de la gran ciudad" para conceder el protagonismo a Joseph Ratzinger, una especie de "estrella del pop internacional rodeada de coristas, merchandising, estética y una forma de comportamiento".

Juan-Cantavella aclara que "el Papa no significa todo eso, pero sí el evento del que es protagonista". Por encima de significados únicos y magmas urbanos, el autor de Almassora considera que "Valencia es un lugar fantástico para vivir", incluso "se podría parecer a 'El Dorado'". El problema para Cantavella es que "la Valencia que se vende al exterior parece 'El Dorado' porque presenta un paraíso consumible en seis días". En su opinión, "no hay quien supere en cinismo a los políticos, por más que nos esforcemos los escritores".

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Robert Juan-Cantavella y el periodismo punk

IVAN P. F.

VALENCIA.- Robert Juan-Cantavella (Almassora, 1976) reside desde 1999 en Barcelona, donde aterrizó tras un año en Francia con la intención de "seguir moviéndose" en la vida. Pese a que odia la Barcelona institucional enfocada al turismo que los políticos y gestores culturales intantan crear, mantiene su morada en la ciudad condal, donde llegó para doctorarse en Teoría de la Literatura.

Autor de 'Otro' (2001) y el libro de relatos 'Proust Fiction' (2005), con el que consiguió abrirse las puertas del universo literario, Robert acepta de buen grado todo tipo de críticas, tanto las que le sitúan en la cresta de la novela del siglo XXI, innovador y rupturista, como las que le condenan a las mazmorras para terroristas literarios.

Halagado por la crítica, no tiene ninguna intención de abandonar el camino de las letras en el que se ha adentrado: "Seguiré escribiendo sobre cosas distintas, aunque recuperaré a Escargot más adelante para enviarlo a algún lugar interesante", señala.

Se inició periodísticamente en la prensa cultural, llegando a ser redactor jefe de la revista 'Lateral', y actualmente trabaja como traductor de francés, aprovechando su estancia en el país vecino- y crítico de libros en varios medios, entre ellos en el suplemento 'Tendències' de EL MUNDO en Cataluña.

En su faceta literaria, hace uso del periodismo canalla como germen de ficciones surrealistas que se acercan a la realidad mediante ensoñaciones y verdades a medias. Transgrede la delicada línea de la información para alimentar quimeras que provocan aventuras y universos descifrables desde el código novelesco del autor.

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Centro de ocio de la felicidad de la clase media

IVAN P. F.

VALENCIA.- Robert tenía en mente escribir una novela ambientada en Marina d'Or, pero se había quedado sin trabajo y sin dinero y fue su hermana la que le brindó la oportunidad de seguir adelante con sus planes literarios regalándole una estancia de cinco días en el hotel de tres estrellas del complejo, el primero en construirse y el mejor situado por sus vistas.

El periodista castellonense no ha variado su visión del "grotesco modelo urbanístico que dio el poder fáctico a los constructores a través de analfabetos funcionales o funcionarios demasiado listos", tras descubrir "un lugar extraño y a la vez común" en el que encontramos miles de apartamentos "sin historia, con el único significado del placer y el ocio".

Juan-Cantavella considera que Marina d'Or sigue la tradición de lugares igualmente extraños como Las Vegas, aunque "con menos diversión" que el paraíso del juego. Pese a criticar la "especulación sobre lo absurdo", el autor reconoce que le gusta este tipo de lugares, y define el complejo turístico de Oropesa como "un parque temático de la felicidad para la clase media", ya que "la gente con dinero va a otros sitios". A continuación añade: "Soy un poco perverso en mis gustos".

El autor de 'El Dorado' deja claro que la gente con apartamentos en el complejo "no son los únicos con derecho a juzgarlo". "Ellos pueden decir si se lo pasan bien o mal, pero yo estaba aquí antes que Jesús Ger -propietario de la ciudad de vacaciones- y también tengo derecho a opinar", afirma.

¿Pujante centro vacacional o paraíso del vago conformista? ¿Preciosa superficie ajardinada de palmeras y pequeños lagos con batería de edificios simétricos enfocados al mar o mamotreto urbanístico sin lujo ni glamour? ¿Pequeño Versalles versión 10.0 o pieza maestra de la grosería urbanística concebida por el poder del ladrillo? Poco importa cuando se halla el Dorado.

La investigación es parte del juego pero no la clave de la partida. Robert Juan-Cantavella se sirve de su trabajo periodístico y del de otros compañeros de profesión con fines literarios.

El autor de Almassora quería hablar de la Comunidad Valenciana, pero "no tengo un compromiso tan grande con mi tierra como lo tienen escritores como Ferran Torrent y Joan Francesc Mira, a los que admiro".

14/09/08 ABC


Juan-Cantavella convierte Marina d' Or en el blanco de su «punk journalism»

David Morán

La mentira existe y además es importante. Ese podría ser el primer mandamiento del «punk journalism», mutación bastarda del periodismo gonzo a la que Trebor Escargot, reportero kamikaze y protagonista de «El dorado» (Mondadori) se dedica en cuerpo y alma mientras persigue su particular El Dorado. «El propósito es que el lector sea incapaz de distinguir qué es verdad y qué mentira. Así, mientras el periodismo gonzo parte del periodismo para acercarse a la literatura, el punk journalism sigue el camino contrario», explica Robert Juan-Cantavella (Almassora, 1976). Él es el padre de la criatura y el responsable de que Escargot se vea abocado a una serie de peripecias a cada cual más hilarante en el corazón de Marina dŽOr, un lugar tan bueno como cualquier otro para escribir un aportaje sobre las vacaciones en la costa. Sí, aportaje. El reportaje requiere un pacto de veracidad del que el aportaje carece.

La mentira, recuerden, es importante. Será por eso que, a pesar del minucioso trabajo de documentación e investigación -«el reportaje me lo encargué a mí mismo», asegura Juan-Cantavella-, «El dorado» esconde más de una trampa. «Existe un gran trabajo de documentación, sí, pero también hay otro trabajo de perversión de esa información. El lector no puede saber si eso es verdad o mentira», asegura.

Lo que sí que es verdad, por ejemplo, es la semana que el escritor pasó en Marina dŽOr observando, tomando apuntes y escribiendo «con la urgencia de un reportaje». «Lo más sorprendente de Marina dŽOr es la estética y unos elementos estilísticos muy difíciles de definir, con piezas de lujo realizadas con materiales tan poco lujosos como el yeso. En el hotel de cinco estrellas, por ejemplo, hay una reproducción de los frescos de la Capilla Sixtina justo al lado de un extintor y de una escultura de Ripollés... Es toda es mezcla lo que crea un ambiente que no existe en ningún otro lugar», explica.

O en casi ningún lugar, porque «El Dorado» anuda las peripecias de Escargot en la ciudad vacacional a la visita del Papa a Valencia en 2006. «No son lugares parecidos, pero la situación sí que es similar: se elimina el resto de significados y hay una sobresignificación unidireccional. En Marina dŽOr sucede porque es un lugar aún muy virgen en el que sólo existe un discurso institucional y en Valencia porque un acontecimiento así se impone al resto de significados que pueda tener la ciudad», explica el autor. «Aún así, no voy a esconder que soy de Castellón y que tanto el Papa como Marina dŽOr son excusas para hablar de mi tierra», relativiza.

Autor de la colección de relatos «Proust Fiction» y de la novela «Otro», Juan-Cantavella reconoce que entre el periodismo y la literatura prefiere quedarse con la mirada antropológica de Malinowski, «el primero que cogió la mochila» para estudiar sociedades en su propio entorno. «En cierto modo, Escargot se considera antropólogo, ya que cree que hay una gran diferencia entre él y la gente a la que observa», explica. Aún así y puestos a airear sus influencias, prefiere reconocer que «no tiene autores» de cabecera y desvelar huellas tan dispares como las Kurt Vonegunt, «Mondo Bruto», el autor de cómics Warren Ellis o Sinatra, «punto de unión entre Marina DŽOr y Las Vegas, aunque con la diferencia de que Las Vegas es divertido».


14/09/08 El País Semanal (El País)

05/09/08 Tendències (El Mundo)

05/09/08 Público


Me gusta que me mientas

PEIO H. RIAÑO // UNO DE LOS NUESTROS

Con la realidad todo es más difícil que con los platillos volantes”. Quizás por eso el “Punk Journalism” no persiga los resultados a los que estamos acostumbrados en las páginas de la prensa. Su inventor es Robert Juan-Cantavella (Almassora, 1976), para el que la ciencia ficción es una baratija y los reportajes de fin de semana un aburrimiento con pronóstico reservado. Su invento “no garantiza el pacto de la veracidad que rige los designios del reportaje periodístico”. Seguramente porque si el reportaje es carne de periódico, su propuesta sólo puede ser entre dos tapas duras. De esta bendita aventura que ha madurado con el paso de los días, los libros y los reportajes, da cuenta en El Dorado (Mondadori), un experimento rico en gaseosa literaria y un par de agallas. 

Verdad
“El lector se enfrenta al aportaje sin tener la seguridad de que todo lo que va a leer es cierto. Eso no quiere decir que todo lo que vaya a leer sea mentira”. Has leído bien: aportaje. Es el género característico del “Punk Journalism”, una forma bastarda del periodismo Gonzo, con la que el lector genera una actitud de sospecha. ¿El motivo? El escritor siempre aporta a los hechos sucedidos otros que no existieron, le pasa manita de pintura de imaginación. “Los asea. Les da un nuevo uso. Nada más que eso”, espeta Escargot, el protagonista de estas aventuras periodísticas, que le llevan a buscar el dorado en Marina d’Or y en Valencia, tras la pista del Papa. Por supuesto, al final nada. Fracaso rotundo. Derrota total. “Mi intuición era buena, pero en algún momento me lié”, remata al final Escargot aceptando sus limitaciones, satisfecho por el trabajo hecho. La verdad es un plato que hay que enriquecer para que alguien se lo crea y Robert Juan-Cantavella le echa todos los aditivos posibles. Qué rico.

Mentira
Todo con lo que había jugado Robert en su Proust Fiction (Poliedro) ha madurado en El Dorado, porque a su nihilismo habitual de pasar sin llamar le ha añadido el gusto por la mentira y su necesidad para conocer al ser humano. En realidad, todo periodista es un antropólogo que quiere saber quién anda ahí. Sólo hay una condición: ir y contarlo, lo demás son recursos narrativos. El antropólogo tenía los suyos. Los de Robert Juan-Cantavella, sea periodista o sea lo que sea, parten de una mesa de postproducción rica en ingenio y velocidad en la que mezcla hechos reales, grabaciones de conversaciones, fotografías de ancianas, pastillas de éxtasis, con el deslumbramiento de la realidad. ¿Y de todo eso que sale? Una chimichanga con tacto a literatura malversada, a periodismo aliterado, a mentira reconfortante.